martes, 3 de noviembre de 2009


El interés de este trabajo es tomar contacto con uno mismo, para reconocer y potenciar las cosas positivas que tenemos, para intencionar en las respuestas a las dificultades que encontramos y superar limitaciones personales.

Puede ser este un buen momento para comenzar a hacerce cargo de la propia transformación, del cambio personal. Esto significa que no tenemos que luchar con nuestros conflictos, con nuestras conductas anteriores, con nuestras formas viejas de comportarnos. Solo tenemos que observar. Tenemos que, tranquilamente, mirar como son esos conflictos.
El problema mayor es que uno cree que tiene un enemigo dentro y no es así.
Hay confusión, desestructuración interna a causa de la contradicción, de la falta de unidad.
Por tanto no es buena táctica combatir con ese enemigo que uno cree que tiene, porque cuanto más luchamos con él, más se agranda y se afirma, porque esencialmente vive de la lucha que le proponemos, de la contradicción personal (tanto he luchado con el enemigo que ahora, en definitiva, pienso y siento, soy como él). El desarrollo humano, el desarrollo personal es suave, no una lucha. En el futuro el ser humano será suave.

Somos mucho más que los problemas personales…

En situaciones difíciles puedo tener distintas posturas frentes a esos temas; me molestan y hago de todo para que no se vean; busco culpables de lo que me sucede; o bien puedo reconocer que soy parte de la situación, del problema.
En general en estas situaciones se manifiesta la parte que no nos gusta de nosotros mismos, la parte negativa. El lío se arma cuando creemos que tenemos un enemigo dentro nuestro (aunque no es así) y estamos en lucha y discusión con esta parte negativa. Esta discusión genera violencia interna y comportamientos contradictorios.
Seguramente a más de uno le gustaría arrancarse esa parte negativa, pero así nos encontramos luchando nuevamente y el enemigo interno se fortalece porque su existencia depende del conflicto y la contradicción. Por esto luchar no es eficaz.
Que se puede hacer, entonces ?
Es necesario reconocer el “enemigo interno”, observarlo y reconciliarse con uno mismo. Uno es parte de eso negativo y también de lo positivo. Uno es mucho más que los problemas personales…

Observar al enemigo interno no significa enjuiciarlo, sino reconocer que esto es un problema en este momento, que me quita fuerzas y fe en mi y en los otros. Si lo miro de ese modo, el problema se reduce a su verdadera dimensión, retrocede (y ya no es un monstruo que me sobrepasa), pierde el dramatismo que yo mismo le pongo. Resulta luego que el problema se reduce a una parte de mi, que no es la más importante.